Ciertos vecinos, asiduos a barrios que giran en torno a centros comerciales, quieren denunciar un tifo que fue aprobado tanto por la Comisión Antiviolencia como por la subdelegación del Gobierno. En cambio, todos los béticos a los que se les propuso colaborar en su diseño, el cual no ha dejado indiferente ni al lado agraciado ni al lado emponzoñado de esta bendita ciudad, no dudaron en aportar su granito de arena, dando lugar a la maravilla que ayer se desplegó en la grada de Gol Sur. El concepto general había surgido como surgen tantas ideas: a base de cervezas en el Jamaica. Y entre un buen número de béticos, cada uno de su padre y de su madre, pero con el referente común que significa el Real Betis Balompié, fuimos perfilando los detalles de este tifo que tanto ha indignado al otrora portero lenguarón.
Lo cierto y verdad es que el diseño y la elaboración del tifo no ha sido fácil. Varios ilustradores se echaron para atrás en el último momento, muchos béticos tuvieron que movilizarse para pintar, la máquina de coser parecía que iba a reventar en cualquier momento… pero la cosa salió adelante, y dentro de poco los béticos (y aquellos que sigan quejándose en un par de meses) podrán ver un making of que explicará en detalle cómo la idea pasó de las mentes pensantes de unos locos de la cabeza a las gradas del Benito Villamarín. Pero este artículo busca otra cosa bien distinta, que no es otra que desgranar todos los detalles de un tifo que, estamos seguros, ha marcado un antes y un después en la grada de animación del Real Betis Balompié.
Evidentemente, el tifo en su totalidad es una representación de la pantomima que los béticos tuvimos que sufrir el pasado 15 de enero, aquel día en el que el equipo que “nunca se rinde” se agarró a un “palo ardiendo” para poner pies en polvorosa y salir por la puerta de atrás de nuestro estadio. Se encontraron encerrados en un Escape Room del que sabían que no iban a poder escapar sanos y salvos, por eso decidieron tirar abajo la puerta tras llamadas de teléfono y gritos de: “¡Tírate al suelo!”. Fueron capaces de abandonar aquel Escape Room Benito Villamarín, pero como bien dicen al otro lado del Atlántico, “esa mancha no se borra más”, y al día siguiente le pusimos el sellito para que les quedara claro que habían terminado saliendo de nuestra casa con la cabeza gacha y la bilis en la boca.
Pero vayamos por partes. Creemos necesario empezar por uno de los elementos que ha demostrado, contra todo pronóstico, no solo la ineptitud, sino la inestabilidad emocional de más de uno y más de dos: el bético que aparece en medio del tifo con los brazos cruzados. Se ha leído a algunos perturbados comentar que esta figura no era otra que la de un dictador, pero lo cierto es que se trata de un diseño que se remonta al año 2019, el cual nada tiene que ver con lo indicado por los desequilibrados de turno. Es un bético con camisolín antiguo y bigote de época que busca recordar a los primeros balompedistas, a aquellos que seguían al Real Betis Balompié sin importar el equipo que tuviera enfrente, porque lo importante era defender los colores de un equipo que no tardó en ser el primer andaluz en disputar la Primera División. Es que se parece hasta a Manuel Ramos Asensio, uno de los fundadores del club y responsable directo de que abandonáramos el color azul por el blanquiverde, pero nada, hay quien ha preferido hacerse pajas mentales para intentar salvaguardar la vergüenza que hubieron de vivir en la grada al ver el tifo frente a ellos. Pero es eso, logo que forma parte de la imagen de la grada Gol Sur 1907, sin más.
Si fijamos la atención en el lado derecho vemos que comienzan los detalles. Los personajes del banco son evidentes: un Pinocho que representa la raza de una gente que no le dice la verdad ni al médico, y un chiquillo vestido de rojo, que en el fondo dolió meter en el tifo, porque como una vez dijo dijo un sabio: “lo bonito que es el verdiblanco y tienen que venir estos hijos de puta aquí vestíos de colorao”. El muchacho llora mientras observa en el suelo la peor arma de destrucción masiva que se puede encontrar en los tiempos modernos: un palo de PVC, capaz de provocar él solito que un equipo entero pegue una espantada de un campo de fútbol. Sobre los ínclitos inquilinos del banquito descansa un cuadro de Fekir, pero no un Fekir cualquiera, sino el que marcó aquel gol olímpico que desencadenó, no solo que un papafrita tirara un palo de plástico, sino el espectáculo más bochornoso que ha dado el fútbol moderno (con perdón del individuo aquel que se lio a muletazos con un guardia de seguridad).
Junto a ellos hay una estantería que tiene algunos detalles dignos de mención. Podemos encontrar un reloj que marca el minuto y el segundo exacto en el que Fekir mandó a callar a una manada de cabestros, así como también está presente la Copa que terminamos conquistando en la Cartuja (pese a los deseos del letrado de la Manada, que no deseaba otra cosa que celebrar un “Cartujazo”). Y, por supuesto, aparece la llave del vestuario que con tanto ahínco buscaron Monchi y Lopetegui para sacar a su equipo del campo. Pero Sevilla es una ciudad de literatos, y quisimos acordarnos de Gustavo Adolfo Becquer y sus Cuentos y Leyendas. Por esa razón hay una pequeña librería que, bajo el rótulo de “Cuentos”, recoge los mejores cuentos de la Canalla: “1890”, “Sevillanía”, “Nunca se rinde”, “Casta y coraje”, “Un partido más” y “Traumatismo” son los títulos de los libros que adornan las estanterías de cualquier prepotente sevillano, por eso creímos fundamental que aparecieran ante los ojos de propios y extraños.
Si nos centramos en el lado izquierdo del tifo, aparecen más cositas interesantes. En este sentido, hay mucha gente que se ha preguntado qué pintaba ahí una camiseta enmarcada de los Chicago Bulls, y lo cierto es que las lecturas pueden ser muchas, pero no somos nosotros nadie para quitarle la ilusión a los béticos de bien que han ido encontrando ideas por su cuenta. Así, el que haya visto alguna referencia al celebérrimo “Ya están los toros, que salgan los toreros”, puede que esté en lo cierto. Si hay algunos más mayores que se han acordado de Super Paco sosteniendo los cuernos con sendas manos, tampoco vamos a decirles que estén equivocados. Y si hay quien recuerda que Michael Jordan llevaba el 23 de los Bulls y comparte apellido con el que, sin duda, debía haber ganado Goyas, Oscars y Conchas de Plata en los últimos certámenes de estos premios, que Dios nos libre de quitarle la razón. Las posibilidades son muchas y, desde luego, a buen entendedor, sobran las palabras.
Pero vamos al punto álgido del diseño, al que provocó que el mismo ex-portero que ya usó el teléfono para retirar al equipo del campo, lo usara para exigir responsabilidades por el tifo que acababan de desplegar delante de sus narices. Porque el individuo que aparece de espaldas teléfono en mano no es otro que Monchi, el cañailla adoptado que salió después del partido a darse en el pecho los mismos golpes que una semana antes sus monchitos le daban en el capó del coche. Si la calva reluciente no es suficiente para identificarlo, el sombrero, la varita y el conejo del suelo terminan por demostrar que se trata del auténtico Mago Ramón; célebre, no tanto por los fichajes, sino por hacer desaparecer de un estadio a un equipo completo y a la mascota del equipo, que no es otro que Martagón. Además, que después de haber conquistado Roma queríamos hacerle un pequeño homenaje a los tiffosi romanistas, quienes llegaron a decir de él que “vino como un león, pero se escapó como el peor de los conejos”.
Es evidente que para escapar del Escape Room Benito Villamarín cogieron la puerta de la izquierda, la que tiene un exit verde de los grandes, como también es obvio que esa fecha que aparece en el almanaque, la del 15 de enero de 2022, quedará grabada para los restos. Mientras tanto, ayer volvieron a escaparse vivos, pero decisiones arbitrables cuestionables y pisotones aparte, hace tiempo que algo ha empezado a moverse en el Betis, tanto a pie de césped como a nivel de grada. La indignación por un empate inmerecido y el orgullo de vestir una grada con sus mejores galas ha llegado para quedarse y, esa, es la mejor de las noticias para todos los que amamos al Real Betis Balompié. Solo nos queda esperar la revancha y un nuevo tifo en el Villamarín, aunque estamos seguros de que, tanto una cosa como la otra, no tardarán en llegar ¡Gloria al Betis siempre y larga vida a sus fanáticos!