Hoy queremos rescatar este artículo del apartado “Sangre Verdiblanca” de nuestro fanzine, que publicamos a la llegada de Serra al BETIS. Y es que, no puede estar más de actualidad. Es el tema de la semana, del mes, y quién sabe, si del verano. Desgraciadamente, a principios de semana conocíamos la noticia de que, D. Lorenzo no continuaría la temporada que viene en el club, y por eso, desde estas humildes líneas, queremos agradecerle todo el trabajo realizado por el BETIS en todo este tiempo, en el que ha contribuido de manera notoria a la revalorización de la plantilla, nos despertó de nuevo la ilusión, tras temporadas en segunda, temporadas de 25 puntos o de salvaciones in extremis con 39 puntos…muchos años de vagar por el desierto. Usted nos hizo disfrutar, de nuevo, de nuestro equipo.
Por ello no tenemos más que palabras de agradecimiento, y tan sólo decir, que esperemos no sea un adiós, sino un hasta pronto. Cada vez que viene a Heliópolis, trae éxitos consigo. Por ello, esperamos con ansia su cuarta etapa en el club. Porque desde el primer día entendiste lo que significa el BETIS, porque siempre lo hiciste bien aquí; por tu SANGRE VERDIBLANCA, no de nacimiento, pero SÍ de sentimiento; por su trabajo, esfuerzo, constancia, seriedad, profesionalidad, saber estar y sobre todo, por su ambición, ¡MUCHAS GRACIAS!, de corazón. ¡HASTA PRONTO! Sin más, les dejamos el artículo.
Hoy volvemos a dar gloria a los béticos que, desde dentro o fuera, forman parte de la noble historia de nuestro humilde club. Hoy leerás las hazañas de un señor que a día de hoy escribe con tinta imborrable la trayectoria del Glorioso. Hoy te damos gracias por todo Don Lorenzo Serra Ferrer. No es de extrañar que al recordar tu paso por nuestro equipo recordemos también noches de gloria, pues eres el míster que más veces ha dirigido nuestro once. Doscientos sesenta y tres partidos de los que dieciocho fueron europeos, dos finales de supercopa y dos de copa de las que en una salimos victoriosos. Lorenzo Serra Ferrer ha pertenecido a nuestro club en dos etapas distintas (ahora, en 2019, tres) aunque ambas tienen el éxito en común.
La primera entre 1994 y 1997 donde los resultados hablan por si solos. Don Lorenzo recibe un Betis de segunda en el 94 y en esa misma temporada logra el ascenso en Burgos. Tan solo un año después, en 1995, el Glorioso está clasificado para jugar UEFA en un imponente tercer puesto para un equipo que viene de la División de Plata. No obstante, los éxitos de su primera etapa no cesan ahí. Serra Ferrer nos conduce a la final de Copa del 97. El Betis de Finidi, Rios, Alfonso, Jarni, Merino o Alexis cae ante el Barcelona de Guardiola, Figo o Luis Enrique. A pesar de todo, dejando el listón muy alto con un apurado 3-2 en contra. Por si fuera poco, nos clasifica para la Recopa de Europa del 97, en la que llegamos a cuartos tras un 4-0 y 3-1 a favor en las rondas precedentes. Allí caímos contra un grande de Europa, el Chelsea.
La segunda época de Serra Ferrer en el Glorioso la conocemos todos. Es nuestro último recuerdo del Betis campeón, ese que tanto ansiamos. Ese sentimiento de merecer más que tenemos hoy no es más que una secuela de las grandes noches verdiblancas. Don Lorenzo puede presumir con orgullo haber capitaneado nuestro barco en muchas de ellas. En 2004,
Serra toma las riendas de un grupo bético, orgulloso y rebosante de coraje. Es el Betis de BÉTICOS: Doblas, Dani, Varela, Juanito, Rivas, Melli, Arzu, Capi y Joaquín. Para Don Lorenzo, como propios hijos de su fútbol. Gente con cojones y muy del Betis que Serra supo fusionar con unos cuantos extranjeros de mucha clase como Assunçao, Edu, y Oliveira. Esto nos ofreció una escuadra de guerreros que nos brindaron nuestra segunda Copa del Rey en el Vicente Calderón.
Un Betis que lo bordaba en el 2005 consiguiendo uno más para nuestra humilde vitrina y un más que digno cuarto puesto que nos permitiría volar por Europa. De este glorioso año poco podemos decir ahora que no se dijese entonces: “Con esta victoria, el Betis le regala a sus aficionados la tercera visita en una misma temporada a la famosa Plaza Nueva de Sevilla. Clasificarse para la Champions de la
próxima temporada, meterse en la final y ganarla, resume lo que ha sido esta gran temporada de los de Lorenzo Serra Ferrer.”
Nuestro camino por Europa al mando de Don Lorenzo fue sorprendente para todos. Entramos en la competición derrotando al histórico Mónaco de Evra, Adebayor o Maicon que era, nada más y nada menos que el subcampeón de la Champions de 2003-04.
Apreciados en Andalucía por ser los rimeros en alcanzar Europa, aunque nuestros amables vecinos piensen que la gloria es solo suya. Nuestro club cae en el grupo de la muerte con la mirada gacha, ya que si a la izquierda tenemos al Chelsea, campeón de la premier, a la derecha teníamos al campeón de Champions, el Liverpool. Como no es de extrañar en nuestra historia, año de fracaso tras año de gloria. El Betis de Serra cae en picado, las disidencias entre presidente y entrenador dividen nuestras fuerzas y Don Lorenzo, a pesar de las noches mágicas y las grandes gestas, deja el puesto libre para la 06/07, tras haber rozado el descenso. Todavía a día de hoy nos preguntamos dónde quedó el Betis de las grandes gestas, el campeón que todos pedimos a gritos en nuestro preciado Gol Sur. Dónde están las faltas directas, los capotazos y las mareas verdiblancas que siguen a un equipo campeón. Ni siquiera usted Don Lorenzo, que vuelve una década después, nos da respuestas. Aunque sí nos trae ilusión. (Y tanto que la trajo…) Tal vez por su intachable trayectoria por nuestro club. Tal vez porque sus plantillas siempre dieron la cara y sacaron los dientes por nuestras trece barras. Tal vez porque, aunque sea balear y no haya mamado el Betis desde la cuna, la esencia verdiblanca ha calado muy hondo en usted. Tal vez porque podemos decir que ha sabido guiar a nuestro club mejor que muchos de los que decían llevarlo dentro. Confiamos en usted Don Lorenzo, hasta el punto de considerarle un gran fanático de las trece barras. No nos falle. Queremos un Betis campeón, usted sabe como hacerlo. Lo merecemos.